Entre el viento y las nubes que amenazaban con cubrirlo todo, la noche no prometía demasiado. Pero cosas de la vida… resultó ser de las salidas más productivas.
Al salir llevaba una idea clara en la cabeza. Montar una panorámica y usar blending para sacar mayor partido al primer plano. Es decir, realizar una toma en hora azul para sacar detalle del primer plano, en este caso del faro de Punta Nariga, y otra toma más tarde para intentar sacar el arco galáctico.
Tal y como se ve en los datos EXIF, al existir mayor luz ambiente es posible obtener una buena exposición utilizando un ISO muy bajo. Así, si luego en el procesado fuese necesario, se podría subir las sombras de la imagen sin generar excesivo ruido. Obtenemos de esta manera la mejor calidad de imagen en lo relativo al primer plano.
En la toma anterior, media hora más tarde, aún sin llegarse al ocaso astronómico, la luz ya había bajado bastante. Así, a la izquierda de la imagen aún se observan las últimas luces del ocaso. En este caso la exposición se hace para el cielo, sin preocuparse de que el primer plano quede subexpuesto, pues para eso ya hemos hecho anteriormente la toma en hora azul. El arco galáctico, aunque no marcado del todo, sí se puede ya apreciar.
Aún así el ISO está en unos valores aceptables para, con un simple procesado en Lightroom – básicamente ajustar balance de blancos, subir algo sombras en global y ajustar contraste y claridad sobre una selección de la Vía Láctea – quedar una imagen más o menos aceptable, aunque quizás ligeramente subexpuesta.
Sin embargo, si repetimos el proceso apenas 15 minutos después (0:00 horas) la luz ya ha caído de tal manera que nos vemos obligados todavía a subir un paso más el ISO. Esto origina que, al subir las sombras y repetir el procesado anterior, se empiece a generar ruido, sobre todo en el primer pano. Todavía es asumible, pero ya empieza a apreciarse de manera notaria, junto con la característica tonalidad magenta que aparece al intentar extraer información de dónde, básicamente, sólo hay oscuridad. Sin embargo, es en esta toma en la que -salvando la traza de un avión/satélite- mejor se aprecia la vía láctea
¿Cómo obtener entonces lo mejor de cada hora? Pues seleccionando lo mejor de cada imagen y fusionando ambas. Así obtenemos la mejor definición del primer plano empleando la toma de la hora azul y la mayor calidad y cantidad de estrellas de la toma más tardía. Si a todo esto unimos la mayor capacidad de retoque que podemos obtener en Photoshop, el resultado es (o debería serlo, salvo torpeza del que suscribe) netamente superior.
¿Con qué hay que tener cuidado en este punto? Por un lado, alinear correctamente ambas tomas, la de Hora Azul y la toma nocturna. En mi caso cometí un pequeño error de cálculo y la toma de Hora Azul no abarca la misma longitud que la nocturna, con lo que parte del suelo de la toma final es de esta última. Por suerte, coincide con una zona de semi-sombra (parte inferior derecha) y fue relativamente fácil dismilular el encaje. Por otra, hacer una selección lo más precisa posible que permita separar perfectamente el cielo del suelo. De no hacerse así, será fácil que aparezcan halos o zonas extrañas en los límites de ambas.
Y como plus por estar comprobando cada pocos minutos la evolución de la luz, además de las panorámicas, me he traído de ese día una pequeña circumpolar (con huecos, eso sí) de regalo
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