viernes, 18 de enero de 2019

Focus Stacking

Una gran forma de centrar la atención sobre los puntos de interés de una imagen es jugar con el desenfoque. Utilizándolo correctamente se puede mostrar enfocada cierta parte de la imagen que nos interese a la vez que se resta protagonismo a la parte desenfocada.

Esto puede ser interesante en muchas situaciones: cuando tenemos interés en resaltar detalles, cuando nos interesa desenfocar por ejemplo un fondo desordenado, etc.

¿Pero que ocurre cuando estamos por ejemplo ante un paisaje en el que queremos otorgar el mismo protagonismo a todas sus partes? La respuesta obvia parecería ser que todo el paisaje debería aparecer enfocado perfectamente. O al menos gran parte de él.

Focus Stacking: imagen final
Sin embargo, más de una vez, y más de dos, he escuchado ante una fotografía de paisaje decir que se veía falsa... alegando precisamente que toda ella estaba enfocada. Y en estas situaciones suelen usarse dos argumentos: el principal suele estar basado en que el ojo humano no se comporta de esa forma; y el argumento subyacente suele ser que se relaciona este enfoque total con el empleo de procesado digital de la imagen.

Como casi siempre, las afirmaciones tajantes nunca suelen ser verdad. No todo es blanco o negro, sino que hay matices de grises. Y en este caso, ni un argumento ni el son ciertos del todo.

En primer lugar, es cierto que el ojo humano no enfoca la totalidad de lo que está viendo. Por simplificarlo, ve de forma nítida a dónde mira directamente y ve desenfocado o borroso el resto de la escena que está observado (generalmente el fondo).  Y es casi verdad... porque además de esto, el ojo tiene una alta capacidad adaptativa. Es decir, a medida que la visión se va desplazando por la escena va enfocando progresivamente aquellas zonas a las que mira de forma directa. Sin embargo, cuando se plasma un paisaje en una fotografía se pierda esta capacidad adaptativa. Sobre el papel o sobre el monitor todo es fijo; la imagen es estática en todos sus planos (primer plano, plano medio y/o fondo) en cuanto a parámetros: focal, diafragma, tiempo de exposición... y foco. No podemos cambiar el estado de uno de esos planos entre enfocado y desenfocado en función de si en ese momento estamos mirando la imagen final sobre él o no.

Entonces... ¿cómo trasladamos esa sensación de nitidez continua a una imagen?  Como siempre, tenemos varias opciones. Y como siempre también, ninguna de ellas será mejor que otra... sino que dependerá de la situación concreta o del mensaje que queramos transmitir.

Evidentemente, podemos optar por una aproximación más, digamos, tradicional. Es decir, decidir cual es el punto más importante en el que queremos fijar la atención del observador, fijar en ella el foco... y dejar que la profundidad de campo resultado de la apertura escogida haga su trabajo desenfocado en más o menos medida el resto de la toma. En ocasiones será la mejor opción. Sobre todo cuando, como decíamos antes, queremos resaltar la importancia de algún objeto dentro de la escena.

Sin embargo, en otras ocasiones interesa que el observador de una imagen pueda observar nitidez y detalle en toda ella. Así que si optamos por la opción de dar igual protagonismo a toda la escena, deberíamos lograr que toda ella esté en foco. Una opción sería trabajar con la hiperfocal de nuestro objetivo. En otra entrada intentaré hablar en más profundidad acerca de esto, pero simplificando, la hiperfocal es la distancia de enfoque en la que se maximiza la profundidad de campo (lo que está en foco en la imagen). Si enfocamos a esta distancia hiperfocal (digamos h), todo lo ubicado entre la mitad de esa distancia (h/2) e infinito estará enfocado. Aparecerá desenfocado lo que se ubique entre nuestro objetivo y esa distancia h/2.

Hablando de fotografía de paisaje, trabajando con angulares o grandes angulares y aperturas medias o cerradas (valores de f/ elevados), la distancia hiperfocal es realmente reducida (dependiendo de la focal es relativamente sencillo conseguir valores inferiores al metro. Así, será fácil tener prácticamente todo enfocado. 

Hasta aquí, nada se ha tenido que hablar de procesado digital, porque para nada es necesario. Es decir, puede obtenerse una imagen 100% enfocada utilizando para ello recursos ofrecidos únicamente por la cámara. Con lo cual la segunda objeción tampoco puede decirse que sea cierta. 

No obstante, si tenemos un objeto en primerísimo plano (e.g. unas flores) éstas sí pueden aparecer desenfocadas. Además, aunque sea casi imperceptiblemente, el enfoque no tendrá la misma calidad en las inmediaciones del punto al que se enfoca que en puntos más alejados. Hay siempre cierta pérdida, sea por la calidad el objetivo o por alguna otra razón que se me escapa. Y aquí sí es dónde el procesado puede venir a echarnos una mano, a través del focus stacking.

Basta para ello con fijar el encuadre, los parámetros de exposicióin y hacer diferentes tomas, variando entre ellas el punto de enfoque. Por ejemplo, podemos comenzar con enfocar al primer plano (al punto lo más cercano que podamos) y hacer una toma para tener esa zona completamente en foco; a continuación retrasamos el punto de enfoque (manualmente desde el objetivo o utilizando la pantalla de la cámara) y volvemos a realizar esta toma. Podemos hacer cuantas tomas consideremos necesarias, pero yo por lo general me conformo con tres (o a lo sumo 4): primer plano, plano medio, fondo.

Una vez hecho esto basta escoger lo mejor de cada imagen, es decir, las partes que mejor enfoque tienen en cada una de ellas. Y lo mejor de todo es que esto es sencillísimo y prácticamente puede hacerse de forma automática.

Trabajando en Photoshop, lo primero que habría que hacer sería alinear las tomas (para corregir posibles desviaciones entre ellas)
Alineado de imágenes (Menú Edición > Alinear capas automáticamente)

A continuación habrá que seleccionar la zona enfocada de cada una de ellas. Puede hacerse manualmente mediante máscaras asociadas a cada una de las imágenes, enmascarando cada toma y seleccionando manualmente el fondo, el plano medio y primer plano en la toma en la que estén enfocados. Pero puede hacerse también de forma automática, indicando al programa que lo haga por nosotros.

Alineado de imágenes (Menú Edición > Fusionar capas automáticamente)

Y ahora sí, si consideramos que la escena así lo necesita, podemos tener completamente en foco todo lo que se muestre al observador, desde esas flores en primerísimo plano hasta esa lejana montaña.

Como siempre, podremos usar una u otra alternativa, en función de lo que queramos contar con la imagen o de la situación en la que nos encontremos en el momento de hacer la imagen. Lo importante debería ser tener recursos o alternativas para enfrentarnos a diferentes situaciones.

Un ejemplo de esta técnica puede verse en la imagen inicial de la entrada. Realmente esa imagen es una composición realizada a partir de más de una toma entre las que únicamente se ha variado el punto de enfoque. Para todas las imágenes se empleó la misma distancia focal usada (11mm); el mismo tiempo de exposición (2.5seg); la apertura escogida (f/2.8) hacía que la distancia hiperfocal se fuese hasta los 2,26 metros. Pero las hierbas del primer plano estaban prácticamente pegadas a la lente del objetivo. Así que la hiperfocal no era una opción para que todo estuviese enfocado. Podríamos haber retrasado el punto de disparo para alejarnos y tener las hierbas a la distancia hiperfocal... pero tampoco era posible por la configuración del terreno. También podríamos haber cerrado más el diafragma (acercando así la distancia hiperfocal (a f/8 seria 0,8m y a f/11 se acercaría a 0,57m). Esto permitiría enfocar las hierbas pero a costa de tener que subir mucho el tiempo de exposición (subirlo más aún haría que aumentasen las posibilidades de que saliesen movidas por el viento) o de subir mucho el iso (que introduciría ruido en la imagen).

Así que la opción escogida para tener enfocado todo el encuadre fue en este caso el focus stacking. Las siguientes dos imágenes muestran el resultado de dos de los puntos de enfoque empleados, uno sobre las hierbas del primer plano y otro sobre el punto intermedio del encuadre (realmente se utilizó una tercera toma enfocando a los árboles del fondo, aunque estrictamente no sería necesaria).

Toma con enfoque al primer plano

Toma con enfoque en medio plano
Obsérvese la gran diferencia de nitidez en las hierbas del primer plano entre la primera (en foco) y la segunda imagen. En verdad esto sería lo que haría el ojo humano al cambiar la visión entre un punto y otro. Sin embargo los cambios son tan rápidos que en momento no se tiene (o al menos yo personalmente) la sensación de estar perdiendo detalle sobre ningún punto en ningún instante. Tenemos la ilusión de ver perfectamente todo en todo momento. Lo mismo ocurre con la primera piedra grande que puede verse en mitad del río, dónde se ha hecho foco en la segunda imagen.

[El dedo en la primera imagen es para saber de un vistazo rápido qué parte ha de descartarse :)]

Y una vez más, el resultado final. Ahora, tal y como ocurre sobre el terreno, sí podemos ver detalle al posar la mirada en cualquier parte de la imagen.

Focus Stacking: imagen final


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